domingo, 18 de noviembre de 2007

EDUCAR LAS EMOCIONES

Ya comenzó este tiempo maravilloso del otoño, época que invita a respirar aire limpio y puro, a reflexionar, a ver con mirada limpia y transparente. Sentado en el Bar Satu y contemplando a través de los cristales de sus ventanas la pura y limpia plaza del pueblo de Pescueza, con una música de fundo que penetra hasta lo más profundo del corazón, la mente empieza a reflexionar sobre los acontecimientos del día a día.

El nuevo curso académico ha comenzado a dar sus primeros pasos y con él vuelven las noticias del acoso y la violencia en las aulas (con los profesores, entre alumnos), los medios de comunicación cada día nos anuncian una nueva muerte violenta, crece el consumo de alcohol y drogas que frustran la vida del adolescente, la violencia de genero no cesa, los ruidos de las bombas siguen derramando sangre en los mismos lugares de siempre, el racismo y la intolerancia crece, las desigualdades van en aumento . . .

El ambiente te invita a pensar y lo primero que a uno le viene a su mente, es que en algo estamos fallando, es cierto, que no todo es negativo, pero la realidad antes señalada es evidente. Ante todo esto, yo me pregunto, ¿cómo educamos?, ¿qué está haciendo toda nuestra sociedad con las nuevas generaciones?.

Uno esta convencido, que muchas veces se viven actitudes de violencia porque se demanda más amor, una agresión física es una necesidad de contacto corporal con el otro. La violencia es una necesidad desesperada y desvirtuada del Amor.

En vez de dedicar grandes esfuerzos a formar personas que sean capaces de amar y comprometerse con los demás, hemos dedicado casi todas nuestras energías a formar profesionales que sean aptos para ocupar un lugar relevante, para obtener beneficios materiales, para conseguir reconocimientos o para otros objetivos similares que potencian solo la dimensión técnica y prescinden de lo humano. Nuestra mayor preocupación ha sido llenar las cabezas de conocimientos, olvidándonos de formar personas capaces de compartir emociones y de utilizar el lenguaje corporal para expresar afecto y cariño. No olvidemos que no somos sólo mentes pensantes, sino, que somos seres emocionales y somos cuerpo.

Hoy más que nunca, es necesario educar para vivir la vida con emoción y con alegría, con actitud positiva sin pesimismos. Aprendamos a decir “te amo” con palabras, con miradas, con las manos, con los gestos, con el tacto, con nuestros comportamientos y con nuestras actitudes. El contacto humano calido y agradable produce satisfación y nos embellece por dentro y por fuera.

Eduquemos las emociones. A menudo cuando hablamos de emociones, olvidamos que la necesidad esencial de la persona es el sentirse Amada, y una persona se siente querida cuando se siente acogida, respetada y valorada por lo que es, y no por lo que podría ser o desearíamos que fuese, ni tampoco por lo que hace.

Como dice J.A. Marina urge una reconstrucción ética de la moral, por que, vivir es un riesgo, pero quizás merece la pena arriesgarse por aquello que puede permitir que viva de una forma más gratificante.

4 comentarios:

Jose Vicente de Pescueza dijo...

Bien Vicente, te leeremos

ursula dijo...

bien vicent, sigue escribiendo como lo haces, reivindicando tus deseos y valores e intentando comprender este mundo que si pudiera pararlo me bajaria sin pensarlo.te leeré.

Andres de Pescueza dijo...

Estaba escribiendo en mi blog y... ¡sorpresa!. Muy bien Vicente, estoy seguro de que enriquecerás el espacio de la red con tus pensamientos y comentarios. Por cierto, es una alegría de poder compartir el apellido del blog contigo. Las raices unen. Hasta mañana.

cruz dijo...

Hola Vicente, comparto tu opinion y accion de entrega a los demas, alguna vez hemos comentado que en ello radica el secreto de la verdadera felicidad, se es mucho mas feliz dando que recibiendo, pero, en mi paso por la vida, voy comprobando que el ser humano es muy manipulable; el entorno social moldea nuestras actitudes, sobre todo en los jovenes. Lo prueba esos grupos radicales que estan aflorando. Son otros quienes mueven los hilos de su comportamiento y de sus ideas. En nosotros, hombres y mujeres de proyectos nobles, esta la responsabilidad de encauzar hacia lo positivo la hermosa fuerza de la juventud. Ellos veran, desde la ilusionada sementera del presente la radiante cosecha de nuestro futuro. un abrazo